viernes, 13 de diciembre de 2013

LA POESÍA DE FRANCISCO RUIZ NOGUERA PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

La poesía del poeta malagueño Francisco Ruiz Noguera e la sección de poesía del blog de La noche en blanco de Granada.




LA POESÍA DE FRANCISCO RUIZ NOGUERA 
PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA






Francisco Ruiz Noguera (Frigiliana, Málaga) es profesor titular de Lingüística Aplicada en la Universidad de Málaga.
Fundador y director de las revistas El Laberinto de Zinc y Robador de Europa.
Sus cinco primeros libros (Campo de pluma, La manzana de Tántalo, La luz grabada, Simulacro de fuego y Arte de restaurar) están recogidos en el volumen Campo de pluma. Poesía reunida, estudio intr. de A. García Berrio, Málaga, Colección Ciudad del Paraíso, 1997. Con posterioridad ha publicado: El año de los ceros, Madrid, Visor, 2002; El oro de los sueños, Madrid, Hiperión, 2002; Arquitectura efímera, Madrid, Visor, 2008; Otros exilios, Huelva, Colección JRJ, 2010.
Ha obtenido los premios de poesía Ricardo Molina, Antonio Machado, Vicente Núñez y Juan Ramón Jiménez y dos premios de artículos periodísticos: el Unicaja-José María Pemán y el Ateneo-Universidad de Málaga.
Sus poemas aparecen en diversas antologías de poesía española actual y han sido traducidos al inglés, francés, alemán, italiano, griego y portugués.
Ha publicado numerosos trabajos sobre poesía contemporánea y medieval.








EL AÑO DE LOS CEROS / 2




¿Borrón y cuenta nueva?
La perfección redonda
del año de los ceros
no es más que un espejismo
que se esfuma en las sombras de la tarde.

Como todos los años
—sólo un juego de cifras—,
empieza cada día
el año de los ceros:
no es más que el territorio
donde escribir tu historia:

la tuya, irrepetible,
esa en que la memoria —suma y sigue—
va dibujando el trazo de una vida
titulada Francisco Ruiz Noguera
(que cada lector ponga su nombre en este verso).

            (De El año de los ceros, Madrid, Visor, 2002)



PUZZLE





Intenta rescatar
la historia de un fragmento
cualquiera de tu vida.

Intenta, por ejemplo,
componer, como un puzzle,
los días de un verano
que creíste dichoso.

Una pieza:
la luz del mediodía
brillando en la terraza.

Otra más:
el mar y sus destellos
sobre la piel rosada de los hombros.

Puede que sigan vivos
el recuerdo del tacto
de un cuerpo que creíste para siempre,
la oscura claridad de una mirada,
el perfil de unos labios.

Con tan breve equipaje
trabaja la memoria,
maestra en levantar
—a base de un desorden de retazos—
un retablo de humo
sobre el fondo de sombras
que dominan las piezas del olvido.

            (De El oro de los sueños, Madrid, Hiparión, 2002)


 

LOS DESCARTES




De los descartes de la vida, guardas
una caja de luz
que esconde la memoria
de las horas felices:
una breve cosecha
que apenas cubre el fondo.

En la otra —la caja de las sombras—,
están amontonados
—llenando casi todo,
en laberinto oscuro—
simplemente los días.

Por eso hoy decides
alterar las balizas: desde ahora
pondrás toda la luz
en el negro abundante;
quedará así marcada
la zona de peligro
para aviso eficaz
de navegante incauto.

            (De Arquitectura efímera, Madrid, Visor, 2008)


Francisco Ruiz Noguera




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